Twitter sirve para decir qué estamos haciendo, para hacer “networking”, para pedir información sobre algo que necesitemos saber, para informar de actividades que estemos organizando, para coordinar eventos, para respaldar campañas de marketing, para publicar en frases cortas, inteligentes o graciosas nuestro ingenio…
Pero quizás lo más curioso de Twitter es el espacio que da a la innovación.
Cuando esta herramienta fue lanzada en 2006 nadie (y muy probablemente tampoco sus creadores, Evan Williams, Jack Dorsey y Biz Stone) suponían que el público que adoptaría la herramienta le encontraría los usos que hoy se están haciendo del llamado “microblogging“.
Y es que hay algo que vuelve hasta paradójica a esta herramienta: lo que sólo permite que cada mensaje contenga apenas 140 caracteres, pareciera que posibilita una gama de usos en creciente expansión. ¿Victoria de la brevedad en un mundo marcado por la instantaneidad, la velocidad y el “just in time“?
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