
Donovan predijo la desaparición del modelo actual de aplicaciones, porque “residirán en la nube”, señaló, y apostó por el surgimiento de aparatos en los que las fronteras actuales del hardware desaparecerán. “Veremos televisores que podrán ser teléfonos, móviles que serán grabadores personales o PC que serán teles”.
Kristian Ulrich Larsen, diseñador de interacción de 25 años, intentó materializar estas ideas mostrando un concepto de móvil bautizado como flip phone. “Todos los teléfonos inteligentes se parecen ahora demasiado. Con el flip phone queremos cambiar eso”. La idea: un celular de tres pantallas flexibles, plegables y convertible en una minitableta con un par de movimientos, ideal para la multitarea, navegar por Internet y leer libros. De momento es solo un concepto, pero Larsen cree que algo parecido se impondrá en unos años.
La visión más futurista la aportó Rich Green, jefe mundial de tecnología de Nokia. Eso sí, las miradas de escepticismo flotaban en el ambiente. En colaboración con la Universidad de Cambridge, Nokia investiga cómo aplicar la nanotecnología a los móviles con el fin de incorporar sensores que los hagan más inteligentes o diseñar pantallas flexibles para convertirlos en relojes y tabletas. El proyecto, denominado Morph, tiene ya dos años de antigüedad. “La confluencia de la nanotecnología, la biología y la telefonía logrará, por ejemplo, que un móvil cambie de color y apariencia en un solo clic”.
Sony Ericsson es otro de los fabricantes que cree en la convergencia de equipos. “Una prueba es nuestra última novedad, el Xperia Play, una mezcla de PSP y teléfono”, dijo Jan Uddenfeldt, responsable global de tecnología de la compañía. La intervención más provocadora fue la del cofundador de The Astonishing Tribe (TAT), estudio de diseño y tecnología responsable de parte del desarrollo de Android. Hampus Jakobsson cuestionó la evolución de la industria del móvil desde el punto de vista antropológico. “Cada vez pasamos más tiempo colgados de una pantalla. Enviamos un tweet o un SMS en lugar de hablar cara a cara. ¿Es realmente lo que queremos?”, preguntó. Y cerró con su respuesta: “Tenemos que diseñar móviles y servicios que nos hagan pasar más tiempo entre nosotros, y menos con las máquinas”
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